viernes, 31 de agosto de 2012

nuestro pequeño huerto

Siiiii,  ¡tenemos un huerto!, humilde y sencillo, pero ¡ahí está! Qué satisfacción más grande, eso de salir a coger los tomates para la ensalada de la cena! Y a los enanitos, ¿para qué contar?... les encanta!!

Este año hemos hecho la prueba, plantando pocas cosas, a ver qué tal. Y como hemos visto que sí que recolectamos,  y sobre todo, que nos gusta,  ya estamos pensando en ampliar la cosecha para el año que viene!

Nos tendremos que asesorar, porque no tenemos mucha idea! ja ja ja. Se admiten sugerencias...





Tenemos: tomates, pepinos, fresas y un girasol (este último ha venido por su propia cuenta, así que nos ha hecho mucha ilusión!).
También plantamos un par de lechugas y calabazas pero se han secado... ¡son más difíciles de cuidar!

Así se comen los tomates los enanitos, reción cogidos y a mordiscos:

jueves, 30 de agosto de 2012

pintar cerámica

¡¡Qué descubrimiento!! Es tan fácil que no hace falta ni tutorial... bueno si, pero cortito:

1. Compras los rotuladores especiales (por ejemplo, "rotuladores especiales  para materiales", de GIOTTO, 8 euros y  pico la caja de 12).

2. Compras la taza, plato, vaso,... que quieras decorar (yo los compré en Ikea;  plato: 2 euros, tazas: 0.75 y 1.50 euros)

3. Dibujas lo que quieras y lo dejas secar (por lo menos 24 horas), no hace falta horno.

4. Con un pincel se aplica un barniz  transparente impermeabilizante y se deja secar

¡¡¡ya está!!!




Por ahora he pintado tres cosas: un plato y una taza para mi sobrino mayor (le gusta mucho el futbol, la camiseta es la del equipo en el que juega)  y una taza para mi enanito mediano. Pero tengo muuuuchos mas proyectos!!!! Entre otros, que sea el enanito mayor (que es muy creativo y tiene mucho estilo) el que dibuje algo.

Las tazas las pinté a mano alzada. Para pintar el plato, imprimí el dibujo y lo calqué (utilizando el papel de calco y repasando el dibujo con un lápiz)  para que se marcará un poquito y fuera más fácil.



Al enanito mediano le encanta Pocoyó.

Máma:
- Cariño, mira la taza que te he pintado, ¿te gusta?
Enanito:
- Siiiii, mucho!!! < segundos en silencio > pero Pocoyó no tiene la cara amarilla...

Pocoyó "made in mamá de los enanitos" (deslumbrado por el flash), ja ja ja:


                                                             me falta el "rotu" color carne...
                                                         

miércoles, 29 de agosto de 2012

conversaciones con los enanitos

Preparando el desayuno en la cocina, Guille, el enanito mediano, va a meter una taza con leche en el microondas...

Dice el papá de los enanitos:
- Guille, que esa taza no es para microondas!!!

Dice Guille:
- Ahhhhh, no es para tu croondas...

(lease con lengua de trapo, que dan ganas de comértele de lo rico que es y de lo graciosísimo que habla...)

Un vídeo que me encanta:



martes, 28 de agosto de 2012

la senda de los almendros

El sábado pasado celebramos el cumple de mi sobrino mayor, ¡¡¡8 añazos!!!, y nos fuimos a pasar el día a Castronuño.

Fue un día genial!!! Muy, muy recomendable para todos, sobre todo, familias con niños.

Resulta que allí hay un pequeño parque acuático, con piscinas y toboganes, donde los niños se lo pasaron pipa (y nosotros también...):



Después de la piscina, hicimos el gran descubrimiento: La senda de los almendros


Transcurre alrededor del Embalse de San José ,¡¡¡una preciosidad!!! , es una ruta con muchísimo encanto, sencilla, muy adecuada para hacer con los peques: pudieron observar aves, casitas para pájaros, escalar una montaña, coger moras y almendras, ver la puesta de sol cayendo sobre el embalse... en fin, acabaron extasiados y volvimos a casa muy felices y con muchas cositas para su caja de tesoros de la naturaleza.



domingo, 26 de agosto de 2012

coser a máquina


Este año he aprendido a coser a máquina viendo vídeos de youtube, ja ja ja, ¡¡así coso...!!
Pero para coser recto, me vale. Les he hecho a los enanitos unas cortinas sencillas para las ventanas de las troneras de su habitación.

El antes:

Y el después:


También les he hecho unas fundas nórdicas reversibles. Por un lado, una tela del Ikea en la que aparece un erizo que han bautizado Fresito, y por el otro, la misma tela de las cortinas.  Les han gustado mucho las fundas de las almohadas, sobre todo al enanito mediano, que va tan feliz con su almohada por toda la casa...






lunes, 20 de agosto de 2012

mi querida bicicleta

Por fin llego el día en el que le quitamos al enanito mayor (que ya no es tan enanito...), los ruedines de su bicicleta. Creo que va a ser uno de esos días que no olvidaremos nunca, ¡qué emocionante! ¡qué orgulloso y satisfecho estaba!... ¡y qué bien se le dio! Yo pensaba que el proceso iba a durar días enteros, corriendo detrás de el y sujetándole por la espalda, pero fue mucho más sencillo que todo eso: su padre cogió la bicicleta por detrás, le preguntó: ¿estás preparado?, él niño contesto que si, y su padre dijo: pues adelante, ¡pedalea! y soltó la bicicleta dándola un empujón, ¡así de fácil!, no se cayó ni hubo que correr detrás de el...



Yo les hacía fotos emocionada y no podía dejar de acordarme de aquel precioso y tierno pasaje del libro de Miguel Delibes, MI QUERIDA BICICLETA :


Mi padre, que todos los veranos leía el Quijote y nos sorprendía a cada momento con una risotada solitaria y estrepitosa, me había dicho durante el desayuno, atendiendo a mis insistentes requerimientos para que me enseñara a montar:

— Luego; a la hora de comer. Ahora déjame un rato.

Para un niño de siete años, los luego de los padres suelen suponer eternidades. De diez a una y media me dediqué, pues, a contemplar con un ojo la bicicleta apoyada en un banco del cenador y con el otro, la cristalera de la galería que caía sobre el jardín, donde mi padre, arrellanado en su butaca de mimbre con cojines de paja, leía incansablemente las aventuras de don Quijote. Su concentración era tan completa que no osaba subir a recordarle su promesa. Así que esperé pacientemente hasta que, sobre las dos de la tarde, se presentó en el cenador, con chaleco y americana pero sin corbata, negligencia que caracterizaba su atuendo de verano:

— Bueno, vamos allá.

Temblando enderecé la bicicleta. Mi padre me ayudó a encaramarme en el sillín, pero no corrió tras de mí. Sencillamente me dio un empujón y voceó cuando me alejaba:

— Mira siempre hacia adelante; nunca mires a la rueda.

Yo salí pedaleando como si hubiera nacido con una bicicleta entre las piernas. En la esquina del jardín doblé con cierta inseguridad, y, al llegar al fondo, volví a girar para tomar el camino del centro, el del cenador, desde donde mi padre controlaba mis movimientos. Así se entabló entre nosotros un diálogo intermitente, interrumpido por el tiempo que tardaba en dar cada vuelta:

— ¿Qué tal marchas?
— Bien.
— ¡No mires a la rueda! Los ojos siempre adelante.

Pero la llanta delantera me atraía como un imán y había de esforzarme para no mirarla. A la tercera vuelta advertí que aquello no tenía mayor misterio y en las rectas, junto a las tapias, empecé a pedalear con cierto brío. Mi padre, a la vuelta siguiente, frenó mis entusiasmos:

— No corras. Montar en bicicleta no consiste en correr.
— Ya.

Le cogí el tranquillo y perdí el miedo en menos de un cuarto de hora. Pero de pronto se levantó ante mí el fantasma del futuro, la incógnita del «¿qué ocurrirá mañana?» que ha enturbiado los momentos más felices de mi vida. Al pasar ante mi padre se lo hice saber en uno de nuestros entrecortados diálogos:

— ¿Qué hago luego para bajarme?
— Ahora no te preocupes por eso. Tú, despacito. No mires a la rueda.

Daba otra vuelta pero en mi corazón ya había anidado el desasosiego. Las ruedas siseaban en el sendero y dejaban su huella en la tierra recién regada, pero la incertidumbre del futuro ponía nubes sombrías en el horizonte. Daba otra vuelta. Mi padre me sonreía.


— Y cuando me tenga que bajar, ¿qué hago?
— Muy sencillo; frenas, dejas que caiga la bicicleta de un lado y pones el pie en el suelo.

Rebasaba el cenador, llegaba a la casa, giraba a la derecha, cogía el paseo junto a la tapia, aceleraba, alcanzaba el fondo del jardín y retornaba por el paseo central. Allí estaba mi padre de nuevo. Yo insistía tercamente:

— Pero es que no me sé bajar.
— Eso es bien fácil, hijo. Dejas de dar pedales y pones el pie del lado que caiga la bicicleta.

Me alejaba otra vez. Sorteaba el cenador, topaba con la casa, giraba ahora a la izquierda, recorría el largo trayecto junto a la tapia hasta alcanzar el fondo del jardín para retornar al paseo central. Mi padre iba ya caminando lentamente hacia el porche:

— Es que no me atrevo. ¡Párame tú! -confesé al fin.

Las nubes sombrías nublaron mi vista cuando oí la voz llena de mi padre a mis espaldas:

— Has de hacerlo tú solo. Si no, no aprenderás nunca. Cuando sientas hambre subes a comer.


Y allí me dejó solo, entre el cielo y la tierra, con la conciencia clara de que no podía estar dándole vueltas al jardín eternamente, de que en uno u otro momento tendría que apearme, es más, con la convicción absoluta de que en el momento en que lo intentara me iría al suelo. En las enramadas se oían los gorjeos de los gorriones y los silbidos de los mirlos como una burla, mas yo seguía pedaleando como un autómata, bordeando la línea de la tapia, sorteando las enredaderas colgantes de las pérgolas del cenador. ¿Cuántas vueltas daría? ¿Cien? ¿Doscientas? Es imposible calcularlas pero yo sabía que ya era por la tarde. Oía jugar a mis hermanos en el patio delantero, las voces de mi madre preguntando por mí, las de mi padre tranquilizándola, y persuadido de que únicamente la preocupación de mi madre hubiera podido salvarme, fui adquiriendo conciencia de que no quedaba otro remedio que apearme sin ayuda, de que nadie iba a mover un dedo para facilitarme las cosas, incluso tuve un anticipo de lo que había de ser la lucha por la vida en el sentido de que nunca me ayudaría nadie a bajar de una bicicleta, de que en este como en otros apuros tendría que ingeniármelas por mí mismo.

Movido por este convencimiento, pensé que el lugar más adecuado para el aterrizaje era el cenador. Había de llegar hasta él muy despacio, frenar ante la mesa de piedra, afianzar la mano en ella, y una vez seguro, levantar la pierna y apearme. Pero el miedo suele imponerse a la previsión y, a la vuelta siguiente, cuando frené e intenté sostenerme en la mesa, la bicicleta se inclinó del lado opuesto, y yo entonces di una pedalada rápida y reanudé la marcha. Luego, cada vez que decidía detenerme, me asaltaba el temor de caerme y así seguí dando vueltas incansablemente hasta que el sol se puso y ya, sin pensármelo dos veces, arremetí contra un seto de boj, la bicicleta se atoró y yo me apeé tranquilamente. Mi padre ya salía a buscarme:

— ¿Qué?
— Bien.
— ¿Te has bajado tú solo?
— Claro.

Me dio en el pestorejo un golpe cariñoso:

— Anda, di a tu madre que te dé algo de comer. Te lo has ganado.


domingo, 19 de agosto de 2012

pintar camisetas

Hoy he aprendido a pintar camisetas gracias a una buena amiga. Me ha gustado muchísimo, sobre todo por lo fácil, lo rápido y lo vistoso.  No es necesario saber dibujar bien, y en menos de una hora y media, ya teníamos terminadas nuestras camisetas, incluso nos dió tiempo a tomar una cervecita entre pincelada y pincelada...


Pasos a seguir:


1. Fijar la camiseta, con unas pinzas, a un cartón.


2. Colocar un papel de calco encima de la camiseta, y encima del calco, el dibujo seleccionado

3. Repasar el dibujo con un lapicero, "¡todo lo fuerte que se pueda!"


4. Quitar el papel de calco y repasar el dibujo con un rotulador especial para tela
 

5. Colorear el dibujo con pinturas especiales para tela, utilizando pinceles de distintos grosores, según el área a pintar. Se parecen a las temperas, pero no lo son, "¡no se pueden mezclar con agua!"
6. Volver a repasar el contorno y las líneas interiores del dibujo y ¡listo!. Solo falta añadir algún detalle y dejar secar muy bien...


Cuando se haya secado, se plancha la camiseta del revés y sin vapor, para fijar bien el dibujo.


Nota importante para que las camisetas duren:
Lavar con agua fría, a mano y del revés. Planchar del revés y sin vapor.


¡¡¡gracias Mavi!!!

sábado, 18 de agosto de 2012

la dama y el vagabundo

En las Navidades de hace tres años, pusimos bote toda la familia, y le regalamos al papá de los enanitos, que es un cinéfilo empedernido, un cañón... ¡Vaya acierto! Lo estamos sacando muchísimo partido.


Ayer, después de todo un día de piscina, nada mejor que una buena peli de dibujos animados. Esta vez fue...




Entre las favoritas de nuestros enanitos: "Peter Pan" , "Robin Hood" y "El libro de la selva". Y por supuesto no pueden faltar: "Tom y Jerry " y "Micky Mouse".

viernes, 17 de agosto de 2012

vivir en el campo

Hace poco más de un año, y después de toda la vida viviendo en el centro de la ciudad, nos trasladamos a vivir al campo. Cuánto me alegro de no haber hecho mucho caso a lo que nos decían: os vais a arrepentir, ya vereis que dineral en gasolina y calefacción, vais a acabar hartos de coche, en menos de un año estáis queriendo volver... pues, ¡nada más lejos de la realidad!


Estamos FELICES!!! Esto es una maravilla y para los enanitos lo mejor!
Poco a poco vamos inspeccionando el terreno, y el miércoles descubrimos... el Embalse de Encinas de Esgueva y el Castillo de Villafuerte.






Hicimos un picnic, los niños se bañaron en el embalse, visitamos el castillo y nos imaginamos a los caballeros atravesando el puente levadizo... un día estupendo!!! y al ladito de casa!





martes, 14 de agosto de 2012

gracias Seño Vanespecial!!!

Qué sorpresa tan grande tuve ayer!!! Recibí este regalo de la Seño Vanespecial:







Este sello es el empujoncito que me faltaba para animarme a formar parte de este mundo... Sobre todo viniendo de la Seño Vanespecial y su blog EN LA ESCUELA CABEN TODOS. Uno de los blogs que sigo desde el principio y que forma parte de mis favoritos.

Cuántas imágenes, poesías, canciones, IDEAS, he sacado para educar y divertir a mis tres enanitos... Y muchas cositas para imprimir... ¡¡Os lo recomiendo!!

Esta fue la primera frase que leí en el blog:

"No sabrás lo que valgo, hasta que no pueda ser junto a ti, todo lo que soy"

Me encanta, la imprimí  y la tengo en mi escritorio para no olvidarla. Gracias, Seño Vanespecial!!!!